Se me ocurrió escribir sobre algunas de mis guitarras favoritas, su historia y por qué pienso que son notables. Sin embargo, pienso mantenerme alejado de Fender y Gibson: ¡ya todos los conocen! Mi idea es divulgar algunos instrumentos menos populares. Hoy lo haré sobre un instrumento que ya es un objeto de culto: el bajo Peavey Cirrus.
Peavey es conocido por sus amplificadores y equipos de PA, pero también es uno de los más innovadores constructores de guitarras. Y en 1997, con la presentación del Cirrus, se consolidaron como uno de los más refinados constructores de la industria.
Mike Powers, jefe de diseño de instrumentos musicales de la corporación Peavey, recibió luz verde por parte del fundador (Hartley Peavey) para hacer el bajo más espectacular de su historia. Aunque varios fabricantes artesanales hacían instrumentos vanguardistas, el Cirrus ofrecía todo eso en un producto fabricado en serie, con la legendaria confiabilidad de la marca y la posibilidad de adquirirlo en cualquier tienda.
Peavey comenzó a fabricar guitarras y bajos en los años ’70, y aunque eran excelentes no eran muy seductores. Así que durante los años ’80, Peavey se apoyó en grandes músicos para crear instrumentos «signature»: Adrian Vandenberg y Rudy Sarzo (Whitesnake), Tim Landers (Al di Meola), Steve Cropper (Sam & Dave), Brian Bromberg, Jeff Berlin y Randy Jackson. El bajo diseñado por Rudy Sarzo fue el más exitoso de todos, y marcaría la dirección a seguir por Peavey durante la siguiente década. Su herencia se manifiesta en buena parte de la lista de características del Cirrus:
– Mástil integral de 5 piezas de madera.
– Diseño del cuerpo con accesso total a los 24 trastes.
– Micrófonos activos Peavey de apertura amplia.
– Preamplificador Peavey con ecualizador de 3 bandas.
– Tapa de acceso rápido para cambiar la batería de 9 voltios.
El Peavey modelo Rudy Sarzo fue uno de los bajos más avanzados de su época, comparable con auténticos exóticos como Tobias, Pedulla o Ken Smith. El Cirrus mostraba el progreso alcanzado luego de 10 años de producir el modelo Sarzo con nuevas especificaciones:
– Escala de 35 pulgadas, (incluso en el de 4 cuerdas).
– Dos vigas de grafito para reforzar el mástil.
– Cabeza reforzada con una lámina de fibra de carbono.
– Cejilla de Grafito.
– Diapasón de Pau Ferro con una única inserción: la «C» de Cirrus.
– Alma ajustable bidireccional.
– Acabado satinado en el mástil (incluso si el cuerpo es brillante).
– Puente de diseño exclusivo Peavey.
– Micrófonos activos Peavey VFL
– Preamplificador Peavey de 3 bandas alimentado por 18 voltios.
– Múltiples opciones para elegir las maderas.
Los usuarios podían optar por tres maderas distintas para el mástil, dos para el diapasón, tres para el cuerpo y cuatro para el tope, además de dos tipos de acabado: transparente brillante o satinado. La gerencia de producción estableció una solución innovadora: la fábrica Peavey escogía las maderas, las convertía en instrumentos «crudos» y éstos eran enviados a un luthier certificado cercano a la tienda. Ese luthier se encargaría de revisar el trasteado, el acabado, y el ajuste final. Con este esquema, Peavey se aseguraba de combinar la precisión de las máquinas con la experiencia de un artesano para ofrecer la máxima calidad posible. Y los elogios de quienes compraron el Cirrus confirmaron la validez de la idea. Ese método de trabajo ha sido adoptado exitosamente por empresas como Reverend y Willcox Guitars.
Los componentes electrónicos también fueron alabados unánimemente. Mientras que los mejores artesanos debían comprar sus micrófonos a especialistas como DiMarzio, EMG, o Bartolini; Mike Powers disponía de los mismos ingenieros y técnicos que hacían los ecualizadores y cónsolas de audio profesionales Peavey. ¿El resultado? Uno de los primeros preamplificadores para bajos activos que usaba 18 voltios en lugar de 9, con una flexibilidad inusual y bajísimos niveles de ruido. De hecho, el éxito del bajo Cirrus obligó a EMG y a Bartolini a remozar sus productos y dejó muy mal parado a Yamaha, que usaba un preamplificador más ruidoso en sus modelos TRB John Patitucci y BB Nathan East, mucho más costosos que el Cirrus.
Los micrófonos Peavey VFL también eran novedosos: su campo magnético fue orientado para disminuir el flujo lateral y enfocarse hacia las cuerdas, disminuyendo las interferencias y el ruido. Además, los VFL incorporaban un tope con una curvatura similar a la del diapasón para que la distancia entre las cuerdas y el micrófono fuese pareja.
Hasta el puente era una novedad: se hacía a partir de una pieza sólida de bronce tallada (en lugar de ser moldeada) y permitía introducir las cuerdas desde arriba en lugar de tener que deslizarlas desde atrás como en los modelos tradicionales. Las silletas eran ajustables incluso lateralmente y carecían de resortes: mantenían su posición mediante dos tornillos, de tal modo que era posible cambiar las cuerdas sin alterar la octavación. Ese diseño fue tan acertado que el fabricante le pidió a Peavey cambiar el contrato de exclusividad para poder venderlo por su cuenta, y desde entonces es uno de sus modelos más populares.
Curiosamente, se desechó la tapa plástica para acceder a las baterías de 9 voltios. En su lugar se usaron tapas atornilladas comunes. Aunque algunos lo vieron como una excusa para ahorrar dinero, la experiencia había demostrado que tales tapas solían extraviarse o quebrarse con el tiempo, y no siempre era posible conseguir una de repuesto. Asimismo, a pesar del lujo que exudaba el bajo, las perillas eran de plástico cubierto con goma. ¿Por qué no hacerlas con baño de oro, como los demás? Pues porque las perillas de goma nunca se oxidan, son aislantes, y no se resbalan al manipularlas con dedos sudados. De hecho, eran muy parecidas a las usadas en las cónsolas de mezcla de sonido profesional fabricadas por Peavey Electronics, así que su durabilidad estaba más que comprobada.
Esos detalles eran una demostración de que a pesar de su opulencia éste no era un bajo decorativo: el Cirrus era una herramienta sólida pensada para la dura vida del músico itinerante. Y su robustez fue comprobada cuando bandas como Duran Duran, Journey y Toto confiaron en el Peavey Cirrus para hacerse escuchar en sus giras por todo el mundo.
Al presentar el bajo Cirrus en 1997, Peavey dejaría de fabricar instrumentos con nombres de artistas. No más guitarras «Vandenberg» ni bajos «Randy Jackson»: de ahora en adelante Peavey no se respaldaría en la fama de nadie más. Y fue una decisión acertada: en cuestión de meses, esos mismos artistas y muchos más ya estaban usando y recomendando el Cirrus.
Gracias al éxito del Cirrus, Peavey adoptó esa silueta a todos sus bajos. En los siguientes años, Peavey presentó dos modelos que también se convirtieron en clásicos: el Millennium (esencialmente un Cirrus con mástil atornillado de 21 trastes), y el G-bass. Éste último fue toda una revolución: era una versión del Millennium con un sólo micrófono… pero con mástil de grafito, ¡y a un precio de $800 US! Hasta entonces, los instrumentos con mástiles de grafito eran toda una rareza y costaban miles de dólares. Gracias al Peavey G-bass, muchas personas pudieron comprobar las ventajas (y desventajas, todo hay que decirlo) del mástil de grafito.
Peavey tuvo que detener la producción del Cirrus cuando la crisis económica norteamericana hizo inviable mantener la producción nacional. Para poder mantenerse en el mercado, Peavey tuvo que cerrar sus fábricas estadounidenses y trasladar su producción a Corea e Indonesia (con las plantas de la corporación Cor-Tek, también conocidas por su marca Cort). Hay que destacar que Hartley Peavey rehusaba fabricar sus productos fuera de los EE.UU. y de hecho fué el último en sumarse a esa inevitable realidad del mercado.
En ésta época comenzaron a vender una versión del Cirrus con mástil atornillado. Pero no tuvo tanto éxito principalmente porque Peavey ya tenía otro bajo Premium con mástil atornillado: el Millennium. Fue una mala decisión de la gerencia intentar competir contra otro producto fabricado por ellos mismos, y para el 2009 el Peavey Cirrus fue descontinuado.
Sin embargo, el Cirrus se negaba a morir. Con la popularización de las redes sociales como herramienta de mercadeo, Peavey descubrió que habían muchos fanáticos que querían al Cirrus original de vuelta. Así que decidieron «probar suerte» al presentar una edición limitada del Cirrus para Rudy Sarzo.
La respuesta no se hizo esperar: la producción se agotó mucho antes de lo esperado, y ante la avalancha de peticiones, Peavey anunció el regreso del Cirrus. El nuevo Cirrus mantiene las especificaciones del modelo original, con mástil de 5 piezas de Arce y Caoba, cuerpo de Aliso o de Fresno y topes de arce rizado, cedro rojo, nogal, o bubinga. No contentos con eso añadieron una innovación sugerida por Mike Powers justo antes de jubilarse: una placa de acero detrás de la pala que incrementa la duración de las notas y elimina los puntos muertos del mástil.
Si quieres escuchar el timbre de los nuevos Peavey Cirrus, hay varios sitios en internet donde puedes hacerlo. La publicación alemana Gitarre & bass probó las versiones de 4 y 5 cuerdas de donde he copiado varias de las fotos de éste artículo:
https://www.gitarrebass.de/equipment/peavey-cirrus-4-tiger-eye-cirrus-5-walnut-im-test/
La publicación alemana Bonedo ha puesto al nuevo Cirrus en la misma categoría de respetados competidores como Elrick, Spector, Ibanez y Sadowsky: https://www.bonedo.de/artikel/einzelansicht/peavey-cirrus-4-red-oak-test.html
Y la gente de BassTheWorld probó cada una de las versiones del Cirrus en su canal de YouTube:
https://www.youtube.com/watch?v=EdqvT93gmzw
https://www.youtube.com/watch?v=BWh-nntELwg
Si esto parece un comercial del Cirrus, aclaro que no he recibido ninguna compensación para escribir ésto. Lo cierto es que es uno de mis instrumentos favoritos desde que salió hace 20 años, y ha sido el estandarte de Peavey en el mundo de los bajos de alto nivel.
Nos veremos en la próxima entrada de mi blog.
Maravillosa reseña. Amo a Peavey Cirrus desde hace 20 años o más y es lo MÁXIMO
Que diferencia hay del cirrus usa al indonesia
Los fabricados en EE.UU. eran fabricados a pedido del cliente. Los asiáticos vienen en cuatro versiones, que se diferencian por las maderas, acabados, y el puente es ligeramente distinto. Pero son virtualmente iguales, y una excelente compra.